Susana Rafalli (Caracas, 1950 - “Premio Franco-Alemán de DD. HH. y Estado de Derecho, 2019") tuvo a su cargo el diseño del sistema empleado por Cáritas para monitorear la desnutrición infantil durante la crisis en Venezuela. Crisis que se ha erigido en eterna, al menos, hasta que no se cauterice, de raíz, la narcotiranía que la ha causado. Tomo prestado y parafraseo el título de una ilustrativa entrevista, concedida por la investigadora: “El Retardo en el crecimiento es la dimensión más miserable del extractivismo”. Y lo más miserable de este último en la narcotiranía que lo cobija.
Los episodios más siniestros del “Corazón de las Tinieblas” de Joseph Conrad, que describen las atrocidades en la explotación minera del entonces Congo Belga, palidecen al revisar la data levantada por Raffali. El nefando, Leopoldo I perpetrador del saqueo contra aquella colonia del África central, se nos presenta muy decente, decentísimo, ante quien en febrero de 2016, decretó la autocolonización extranjera de nuestro territorio, mediante la constitución del llamado “Arco Minero del Orinoco”. Un jirón de 111.844 kilómetros cuadrados, con mayor superficie que la de la isla de Cuba. Referencia para formarnos idea del tajo arrancado de las entrañas mismas del suelo patrio.
Pero todo vale para el desgobernante felón, de modo de atornillarse en el Poder y forrarse sus bolsillos incluida su parentela y compinches más cercanos, con el respaldo de las bandas criminales importadas desde los antros más sórdidos.
El saqueo sistemático, en paladas, en camionadas del otrora emporio de la CVG, fue el preludió y telón de fondo, de la dejación formal, de más del 10% de nuestra soberanía. Uno, nada más, de los gobernadores y presidentes del conglomerado metalúrgico, que lo arrasó a lo largo de 17 años se embolsilló, incluidos, su mujer, uno de sus hijos, su yerno, compinches y testaferros, la bicoca de cuatro mil millones de dólares. Eso sin contar los dividendos que obtuvo por narcotraficar. En la actualidad, se da la gran vida en México gracias a las “protecciónes” o “vacunas” a favor de López Obrador, proxeneta como ninguno y de los Cárteles de Sinaloa, los Zetas y Los Beltrán Leyva.
La destrucción, adicional, de 1.900 empresas de dicha región con su secuela de, represión, desempleo y hambre se constituyó en tierra fértil, para los avernos de la esclavitud contemporánea en la región.
Eumelis Moya, académica de la Universidad Católica Andrés Bello y Walk Free, ONG internacional constataron 174.000 casos de compatriotas sometidos al tráfico humano por quienes depredan el “Arco Minero”. En su más reciente informe (Octubre 22 de 2022) la "Comisión Internacional Independiente sobre para la investigación de los hechos en la República Bolivariana de Venezuela" designada por el Consejo de DD. HH., entre otras aberraciones del gobierno usurpador presidido por Nicolás Maduro, constata las prácticas de "esclavitud contemporánea", con enfasis mayor en los grupos indígenas, en el referido "Arco Minero" por las bandas criminales entronizadas por el citado gobierno usurpador y por agentes de este último.
Los trabajadores explotados cumplen, en las minas, jornadas, de alrededor de 12 horas diarias, o más, en condiciones infrahumanas. Sus mujeres, secuestradas y condenadas a las modalidades más aberrantes de prostitución, incluyen subastas de niñas a partir de 12 años o aún menores y pujas, según lo ha documentado Raffalil, a razón de 1,2 de gramos de oro en adelante, por la virginidad de cada impúber.
Los médicos Elvia Badell y Carlos Hernández, abnegados pediatras de la zona se vieron obligados a acuñar, el calificativo, estrictamente científico, de “Síndrome de los Hijos de las Minas”, para describir los tipos de desnutrición de los infantes, condenados a perpetuidad, al enanismo, físico y mental, a causa del hambre o porque lo poco que comen proviene de las cestas de alimentos, sin proteínas, muchas veces no apta para humanos, repartidas por Mercal y otros programas, iguales o peores, del narcogobierno nacional.
Abro con ansiedad mi buzón electrónico. Supongo que me ha llegado respuesta por el envío del Informe Raffali, a quien, décadas atrás fue noble amigo, hoy, devenido en monstruo al servicio de la narcoiranía. Siempre hay una esperanza, por ilusoria que sea que algún alto funcionario, haga algo por detener semejantes crímenes. Hallarse ante lo más miserable de lo miserable de las propias ejecutorias es capaz de conmover una roca.
“Vicios que se arrastran, de la IV República” es lo que tiene, mi examigo entrañable, por única respuesta.
No hay, ni un solo Lot, en la Sodoma y Gomorra de la narcotiranía que usurpa el Poder en la ex Venezuela.
@omarestacio
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