Caracas, Venezuela viernes 15 de julio de 2022 (AP) — Los gemidos penetraban las paredes de una clínica estatal en un barrio de viviendas destartaladas en el corazón de Caracas. Artemis Parra recibió una vacuna en cada brazo, contra el polio y el sarampión. No tuvo que pagar nada y llenaron algunos huecos en su registro de vacunas. Pero no alcanzaron para satisfacer los requisitos de vacunación de los niños de su edad.
Artemis necesitaba otras dos vacunas para protegerse contra una diarrea potencialmente fatal y contra trastornos respiratorios. El gobierno, sin embargo, no tiene esas vacunas y habría que pagar 400 dólares para recibirlas en un consultorio privado, una suma fuera del alcance de su madre, que no tiene trabajo, y su padre, un empleado estatal.
Las autoridades de salud pública vienen advirtiendo desde hace tiempo que en Venezuela, que lleva una década de agitación política y tiene un sistema sanitario que se viene abajo, hay una tasa de vacunaciones alarmantemente baja.
El país no puede comprar vacunas a través de un sistema regional con precios accesibles hasta que salde una deuda de 11 millones de dólares, derivada en buena medida de una lucha por el poder entre el gobierno y la oposición.
Es difícil conseguir estadísticas específicas sobre las tasas de vacunación en Venezuela, donde las instituciones se manejan con mucho secreto y abundan la corrupción y la burocracia. No se publican esas tasas desde el 2015.
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