Germán Carías
Era una tarde cálida en la ciudad de Miami. Nos encontrábamos frente a frente, Alejandro Arévalo, venía ataviado con pantalones vaqueros y franela “chemise”. Su voz de trueno estremecía los cimientos del lugar, al punto que un señor pidió un tono más bajo con total cortesía. Arévalo estaba emocionado remontándose a la travesía que le cambiaría la vida. Son pocos los que pueden decir que recorrieron La Patagonia en bicicleta.
— Mi hermana Adriana Arévalo, ciclista profesional, fue quien me inspiró para competir en el denominado “Tour de la Patagonia”. Ya ella había participado con un grupo de deportistas venezolanos. Y nuestro primer reto, fue conseguir los dólares en el antiguo Cadivi, pero con mística, pundonor y amor al deporte sorteamos todos los escollos del control cambiario para competir en el torneo del 2010.
El llamado “Tour de la Patagonia” es un recorrido de 3 días a través de volcanes, lagos y bosques típicos de la zona. Los ciclistas deben prepararse mental y físicamente para pernoctar en frío bajo cero en la cordillera andina de Argentina y Chile.
Son 3 etapas que totalizan 242 kilómetros, la primera arranca el atleta desde San Martín de Los Andes hasta el campamento Hua-Hum de 55 Km, la segunda desde Puerto Fuy Chile hasta la Laguna Verde de 120 Km y la tercera desde Laguna Verde hasta San Martín de Los Andes de 67 Km donde finaliza la competencia.
Son 3 etapas que totalizan 242 kilómetros, la primera arranca el atleta desde San Martín de Los Andes hasta el campamento Hua-Hum de 55 Km, la segunda desde Puerto Fuy Chile hasta la Laguna Verde de 120 Km y la tercera desde Laguna Verde hasta San Martín de Los Andes de 67 Km donde finaliza la competencia.
— Aquellos paisajes eran como una alucinación. El verde brillante de la maleza era hipnótico, la nieve en los volcanes y las lagunas paradisíacas nos daban la energía para olvidarnos del desgaste físico. Las barras proteicas alimentaban nuestro cuerpo y el paraje sureño el alma.
Y con emoción seguía hilvanando recuerdos y experiencias.
—Los organizadores del torneo exigían duplas de competidores y socorrernos. Yo tuve un episodio de hipotermia al ser un ciclista amateur y no prepararme con la indumentaria adecuada, mi compañero Rafael Desisto en uno de los tramos quedó en el limbo. Al equipo venezolano solamente lo representábamos los dos.
La mirada de Alejandro se perdió en lontananza como si su mente estuviese en pleno recorrido de la increíble aventura su voz que hasta hace pocos minutos retumbaba en el lugar donde nos encontrábamos, se había apagado por la emoción. No quise interrumpir su sueño con los ojos abiertos, porque me demostraba con sus gestos, palabras y omisiones que para él la travesía en bicicleta de La Patagonia era ahora.
— Cualquier atleta a veces experimenta la necesidad de dimitir y dejarlo todo, pero eso es lo bello de realizar cualquier disciplina deportiva, que a pesar del cansancio físico y mental sigues adelante. Yo te reitero la fuerza motivadora de La Patagonia. Nunca había visto un volcán y me tocó recrearme con ellos totalmente nevados o caballos al galope por praderas que parecían pintadas y enmarcadas en un cielo diferente.
Lo peor en aquellos tres días de penurias, fue la comida escasa, tener que dormir bajo cero con un frío endemoniado y no poder bañarse los competidores en las lagunas con jabón y champú. Estuvieron 72 horas en condiciones muy precarias.
— Al regresar a Caracas ciudad que amo y extraño, me deprimí al dejar atrás tanta belleza creada por Dios, porque si algo me dejó la experiencia vivida es la de agradecer por todo al creador. Yo el acto de comer, bañarme o dormir, lo veo de otra manera. Ahora, soy una nueva persona.
Alejandro Arévalo está casado con la destacada periodista venezolana Carla Angola, quien todas las noches nos visita en nuestros hogares del Sur de la Florida a través de las pantallas de “El Venezolano TV” con el programa “Aló Buenas Noches”. Es una pareja de talentosos profesionales a quienes les tocó, al igual que a miles de compatriotas, el difícil estatus de inmigrante en los Estados Unidos.
— A Carla la conocí, cuando mi hermana Adriana la invitó a casa el día de mi cumpleaños. A lo mejor la recuerdas, porque fue conductora y productora del programa FunRace que transmitía Globovisión. A ella le debo las dos experiencias más importantes hasta el momento en mi vida.
Y quiso continuar cabalgando sus añoranzas al remontar tiempo y espacios.
— Puedo decirte que el encuentro con Carla fue mágico. La vi sin maquillaje, sin arreglarse el cabello y vestida con pantalones vaqueros, pero sabía que íbamos a estar juntos por siempre. Hoy estamos felizmente unidos.
Alejandro Arévalo estaba visiblemente conmovido por tantos pasajes emotivos en su vida.. La convicción y determinación le han llevado por insólitos caminos, incluso tuvo que hacer pasantías de veterinaria en la selva del Amazonas y hasta compartió con los aborígenes alimentos de cacería in situ.
Ahora en Miami sin poder ejercer su profesión, su entrenamiento deportivo lo ayuda a transitar por el difícil mundo de la inmigración con entereza. Su historia nos hace reflexionar sobre las prioridades de nuestra existencia..
Tal vez a lo mejor sería bueno para todos pedalear por La Patagonia en el afán de aspirar a ser cada día mejor.
Los hermoso paisajes de la cordillera andina eran el combustible de los osados cilistas. |
Alejandro Arévalo relata su increíble travesía en bicicleta por La Patagonia. |
Alejandro Arévalo sortea vericuetos en la travesía de La Patagonia. |
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